COLUMNA… Altavoz Mexiquense

“Su Majestad… el Bache”

En el Estado de México, a casi diez meses de haber tomado protesta, pareciera que algunas y algunos alcaldes siguen creyéndose “su majestad”. Llegaron al cargo convencidos de que el bastón de mando era un cetro real, olvidando que el verdadero trono lo ocupa la ciudadanía. Si tanto valoran su investidura, sería bueno que también valoraran su sueldo, y lo devengaran a cabalidad, no con discursos huecos ni con giras de selfie, sino con lo básico: calles transitables.

Porque mientras se acomodan en oficinas con aire acondicionado y camionetas blindadas, afuera la realidad es otra: los baches gobiernan. Y gobiernan mejor que muchos, porque están presentes en cada colonia, no discriminan y cumplen con eficacia su misión de fastidiar al ciudadano.

Los hoyos en el pavimento son ya un símbolo urbano: recordatorio diario de la negligencia, de la opacidad y, en no pocos casos, de la simple incapacidad. ¿De qué sirve hablar de transparencia, de modernidad o de “ciudades inteligentes” cuando lo elemental —un pedazo de asfalto parejo— es ciencia ficción?

La ironía es que esos cráteres son más visibles que cualquier informe de gobierno. Nadie puede ocultarlos, nadie puede inventar que no existen. Lo saben las llantas ponchadas, los amortiguadores tronados y los peatones que esquivan charcos como si jugaran “rayuela”.

Así que, queridas y queridos ediles: bájense del pedestal, guarden la corona de “su majestad” y entiendan que su salario no es un regalo divino, sino dinero público. Y si el bache es hoy la herencia más sólida de su administración, al menos tengan la decencia de reconocerlo en su próximo eslogan: “Gobierno del Pueblo… pero con más hoyos que nunca”.

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